Nunca imagine volver a rolear a Bella, o tal vez si, porque ciertamente era divertido, porque de alguna manera creo aprendí a entenderla. Pero había demasiados recuerdos de por medio, demasiada gente a la que quería (Candy I miss you!) y en fin, uno termina herido y con algo así de doloroso, a menos que seas masoquista, no intentas una segunda ola de ello.
Pero heme aquí, roleando y concursando contra ocho foros, representando a un foro en especial, un foro de una amiga aún más especial, y por cariño, como siempre, uno esta dispuesto a dar lo que sea; en este caso, ser Bella de nuevo.
El concurso se compone de tres etapas y ya escribí para la primera, la cual consistía en crear una escena con una situación que nos planteaban los jueces, siendo todo lo extensos y explícitos posible, debo decir que es mi especialidad jaja porque realmente me paso de rollera, pero fue estresante, debo confesarlo, no fue fácil porque hacia mucho deje de pensar como bella y ya no me sentía tan dentro de su piel.
¿Cómo me puse? Ja! Estresada, básicamente estresada y buscando cualquier error en la Bella que estaba escribiendo, tarde como cuatro días para inspirarme y luego no quería postearla si no hasta el último momento, como buen elemento sorpresa.
Bien, la moneda en el aire y con buenas esperanzas en que me ira bien, o al menos eso creo. Dejo aquí la situación y el posteo que realice para la
Situación: Jake le pide hablar con ella, y le informa que desea tener algo serio con Nessie.
La eternidad simplemente había adquirido otras connotaciones.
El sol, como hacía ya unos años, seguía acariciando y a la vez entrando a raudales en la luminosa habitación, nuestra habitación. Estaba de más decir que no importaba cualquier argumento que pudieran usar para remodelarla, nuestra habitación no debía cambiar, simplemente era algo fuera de discusión pues no lo permitiría, representaba mucho en cuanto a recuerdos y sentimientos: la imitación perfecta de la isla Esme, el recuerdo de nuestra luna de miel y nuestra segunda luna de miel… era la primera en tantas cosas y sensaciones que de ser posible se le preservaría eternamente.
Sin embargo en ese momento no ponía atención en todos aquellos elementos en la recamara que sobrevivieron al paso de Alice y su afán de constante renovación. Mi mente yacía lejos, en las montañas, donde se encontraban mis dos objetos de amor más importantes; mi hermosa hija y mi alma equivalente, mi destino y amor de existencia, Edward Cullen.
¿Por qué tenía que esperar a Jacob? ¿Por qué simplemente no había acompañado de cacería a mis personas favoritas? ¿Es que simplemente Jake no podía esperar un momento?.
Suspire profundamente ante la respuesta inminente de todas las preguntas. Era Jacob, las cosas con el o mejor dicho, en el no eran las más ortodoxas o normales… ni tampoco las más sensatas.
Si había que ser honestos la mujer frente a mi hacía bastante había perdido cualquier conexión hacía la normalidad, y yo lo sabía; ella amaba que la normalidad estuviera fuera de su vida. Sus ojos ambarinos eran prueba firedigna de que aun entre lo diferente seguía siendo diferente, belleza y atracción por descontado, cabello hasta la cintura, blanca e inmóvil, ineludiblemente no era humana; la conocía bastante bien, estuve en primer fila para presenciar todo, desde su primer encuentro con lo sobre natural hasta ese momento…. Yo.
Mi mano derecha toco apenas el espejo en un intento de tocarme a mi misma. Sonreí con satisfacción. No más ojos rojos brillantes y escalofriantes, no más fingimientos vanos y en la mayoría de las veces ineficaces tratando de hacerme pasar por humana. Aquel viejo refrán tenía razón; la práctica hace al maestro.
En sus ojos, mis ojos, podía ver reflejada la felicidad desde el encuentro con los Volturis y en mi mente tenía lugar una rápida revisión de los hechos, hechos que simplemente se enfocaban a Renesme y a Edward en todo el basto primer plano, pero sin dejar de lado a nuestra familia. Nuestra, esta palabra era clave, seres a los que amaba, seres los cuales me habían aceptado, seres en los que confiaba, seres por los cuales merecía la pena morir…
Un respirar irregular y un corazón acelerado acercándose me hizo cambiar el rumbo de mis pensamientos, el olor ayudaba a saber quien era, debía ser un licántropo, y si de fragancias corporales no gratas (hacía mucho que había admitido que en verdad apestaba, literalmente hablando) nos referíamos, sin lugar a dudas sería Jacob acercándose.
Pude en medio segundo más estar de pie frente a la puerta, esperándole, pero conociéndole y sinceramente ya le conocía en demasía, el entraría con o sin anfitrión; “beneficios de la impronta, Bella, tu sabes, viene en las cláusulas” decía mi licántropo amigo, mi mejor amigo y alma gemela como alguna vez lo había declarado; su excusa nunca satisfacía el hecho de recalcar la impronta, que siempre significaría un dolorcito agudo en la boca del estomago.
Espere un par de segundos. No fui decepcionada. Jake había entrado en la cabaña, su olor, el latido de su corazón, su calor corporal dispersándose en el aire mismo eran las mejores pruebas. Seguro que lo que seguiría es que irremediablemente llegara a donde yo me encontraba, al parecer pasearse a placer mientras Edward no estaba era otro privilegio en alguna cláusula inexistente pero real de una imprimación no solicitada.
La sorpresa fue que Jake no fue a la habitación, y no era difícil saber que no se había movido un solo centímetro. Era extraño. Simplemente no encajaba ante las cartas que Jacob manejaba y eso era significativamente algo nuevo o probablemente algo malo.
No tardo casi nada en llamarme con una voz queda y pausada, sinceramente esto era un signo que no pasaría desapercibido; Jacob Black siendo discreto ¿Quién era el y que había hecho con mi amigo?
Un segundo después ya estaba frente a el, y su cara no hizo ningún beneficio a su favor; Podría jurar su rostro tenía un tono o dos más rojos que lo habitual, además de que se podía leer en el una serie de emociones: intento de seguridad, nerviosismo, seguridad otra vez, temor y zozobra, suficiencia y algo muy parecido al pánico a un solo tiempo… De ser posible, si yo estuviera en su lugar y fuera humana, con toda seguridad me habría sentido mareada.
Lo mire casi con incredulidad, sopesando las posibilidades de que el cuerpo de Jacob hubiese sido tomado por algún extraterrestre, eso podía ser una buena posibilidad, incluso lógica, si se tiene en cuenta que todo lo mitológico era real.
Jacob Parecía estar conteniendo el aliento, sonriendo lo mejor que podía, pareciendo lo más Jake que pudiese ser, sin embargo la fina capa de sudor en su frente decía lo contrario.
-Jacob Black, ¿estas intentando matarme por medio de la tensión? Si es así, lo siento pero llegas tarde- le sonreí tratando de aligerar su carga, fuera lo que fuera (y esperaba que el termino “fuera” no implicara fallecimientos o algún nuevo tipo de guerra) no creía que algo fuera capaz de descolocar a Jacob así –te daré lo que quieras por tus pensamientos- declare de una buena vez. Como respuesta una sonrisa autentica se dibujo en su rostro.
–bueno, en ese caso, que te parece si me regalas un “si”-
Frase equivocada amerita una respuesta equivocada asenté en mis actas mentales. Me cruce de brazos y cambie de posición frente a el arqueando una ceja de forma inquisitiva, invitándolo sin necesidad de palabra alguna a que se explicara mejor.
Error.
Después de mucho balbuceo finalmente lo había hecho. Jacob Black había pedido algo que no había existido como posibilidad en mi mente, al menos no en ese momento.
Lo que dijera Jacob después de esa declaración no lo escuche.
Me sentía neófita.
Mis músculos se prepararon para atacar, el cruce de mis manos se habían ceñido a mi cuerpo de forma casi obligada, sujetándose de lo que pudiera, sujetándome para no matarle.
La mente vampirica era un espacio amplio donde se podía pensar en varias cosas a la vez, cada cual etiquetada de manera cuidadosa.
Bien, mi mente vampirica me estaba gastando una broma. En ella tenía suficiente espacio y se dividió en 3 partes, todas exigiendo de forma imperiosa una atención inmediata.
La primera fue la más evidente: ¡¿pero que demonios le pasaba?!, ¡donde estaba escrito que imprimar era sinónimo de “lobo pederasta”! era MI bebe, MI pequeña, MI hija… por quien había vivido y había muerto; era mía y solo pensar que en realidad tenía seis años y medio de vida pese a que se viera mayor no era aliciente para poder manejarme de manera calmada.. ¡El también debería entenderlo!
No, seguramente ese chucho y próximo ex amigo además de que no entender, tenía alma de suicida, bien, siendo así me aseguraría de ayudarle con sus deseos de morir cuanto antes. Veinte maneras diferentes de matarlo aparecieron en mi mente, cada una de ellas más sádica que la anterior, ¿quien sabe? Tal vez si tenía talento para ser Volturi... O pertenecer a la santa inquisición.
No me parecía justo.
Otra parte de mi mente hacía una retrospectiva de lo vivido, desde el momento en que efectivamente casi le arranco la cabeza al saber que se había imprimado con mi bebe pasando también por la comprensión de cuanto Jacob estaba dispuesto a dar por ella, como giraba alrededor suyo y se convertía en lo que Renesmee necesitara y sobretodo, así mismo el momento en que decidí que, si moríamos todos ante los Volturi, nadie protegería mejor a mi hija. Esa parte de mi mente era molesta, saber que el la amaba tanto no era algo cómodo cuando lo que se deseaba era matar al hombre que…
Mi mente se enfoco a la vez en un nuevo pensamiento: me ofendía el hecho de que Jacob amara a Renesme, no era nada nuevo, la imprimación era un hecho bastante conocido, pero el decir “algo serio” implicaba nuevas connotaciones, y esas connotaciones lo cambiaban todo.
Ahora Jacob veía a mi bebita con un amor diferente, un amor pasional porque el la veía como mujer… ¡como mujer! ¡En serio que le pasaba! Renesme era una niña con apariencia de una chica de 16 años, ¡pero no lo era!
Yo no había estado lo suficiente con mi hija, no podía asimilar cambios tan abruptos, mi hija creció de forma acelerada, si, pero yo aun la quería para mi, era parte importante de mi todo, y mi sentido egoísta punzaba más que nunca.
Hacía tiempo que ya no sostenía la mano de Renesme mientras dormía para no observar sus sueños, quería concederle toda la libertad posible, por un momento lamente eso, por un momento me hubiera gustado saber cuando fue que todo comenzó a cambiar para tomar precauciones o mínimamente prepárarme.
No se puede estar preparado jamás para ello. ¿Cómo lo había superado Charlie?.. La respuesta era obvia. Yo había crecido a velocidad normal, yo había dejado ver a mi padre paso a paso mi desarrollo, y Charlie tuvo un tiempo medianamente suficiente para asimilarlo.
Yo simplemente no había contado con ello. Había asumido erróneamente que Jacob sería el mejor amigo de mi hija al igual que fue el mío, pero me olvide consiente o inconscientemente que este día llegaría, dudaba que alguna vez hubiese estado preparada, ningún padre lo estaría nunca.
Una nueva idea en mi mente apareció: ¿Cómo fue que Edward no lo escucho? ¿Cómo fue que Edward no se entero de el cambio de sentimientos de Jacob? ¿Y si Renesme también sentía lo mismo? ¿Acaso Edward lo había escuchado y había estado de acuerdo y en complicidad?
El pulso de egoísmo volvió a salir a flote, quería a mi hija más tiempo conmigo, quería el tiempo suficiente para asimilarlo, quería que Renesme viera tantas cosas más, quería que Renesme conociera más, quien sabe, tal vez encontrara a un chico humano. No sabia hasta que punto quería a Jacob, pero no podría estar segura que era el indicado para ella pese a que se amoldara a sus necesidades, quería que conociera y evaluara… que creciera espiritualmente y que después de conocer tomara sus propias decisiones, no encaminarla a una sola dirección desde el momento que hubiese nacido. Eso parecía enfermo, es más..
Era mezquino.
Fije mis ojos en los de Jacob, lo sabía, podía verme reflejada en ellos, estaba a punto de atacarle y probablemente el no haría nada para defenderse, eso me lo dejaba aún más fácil… Y hubiese sido lo mejor de no haber sido por la parte en la que mi ahora engañosa mente me dictaba que no podía hacer nada al respecto y que fue tonto no haberlo previsto, que no debería hacerle daño y que actuara con madurez.
Madurez… quien sabe, tal vez al fin, ahora que era una inmortal, mi edad mental había caído considerablemente hasta la primera infancia. Y yo…. Yo no había decidido que hacer, si acaso advertirle:
-Si en algo aprecias tu vida, apártate Jacob- Mi voz que sonaba como campanillas tenía un tono frío y tajante y un trasfondo amenazador, el pudo verlo; no estaba bromeando.
Habría sido tan fácil hacerle daño, tan sencillo y sin impedimento alguno, que casi causaba escalofríos. Solo involucraba dejar mi cuerpo hacer lo que le ordenaba la mente, o al menos la parte que estaba de acuerdo con un homicidio.
Hasta donde recordaba, siempre había tenido argumentos para debatir y pelear por lo que creía, hasta ese momento siempre tuve la idea certera de que defendería, solo era cuestión de tomar una decisión y seguirla.
Esta vez era diferente, de manera descomunal, pues con la mente dividida nada era una certeza dentro de mi.
Sabía que debía tomar una posición y actuar, estaba a segundos de ello con plena conciencia que sea cual fuere mi decisión marcaría un parte aguas para siempre.
OFF: quisiera explicar que esto aparentemente esta incompleto, quise dejarlo así con ese propósito y adentrarme en Bella y lo que siente evitando así crear la idea de un fan fic, además si algo atrapo mi atención cuando recién leí crepúsculo es esa primera pagina, donde se nos cuenta un fragmento de la historia pero no se nos da una conclusión, eso en lo particular me engancho y me hizo desear seguir leyendo. Esto creo es lo más parecido a la ironía en la mente de Bella, pues, justamente esta haciendo lo que alguna vez Edward quiso hacer con ella, Edward quiso que Bella creciera, que viviera y experimentara y Bella se reuso, ahora al ser madre creo que aunque pretendiese ser lo más apegado a aquella humana que fue, tiene otra visión y ahora tiene a alguien a quien proteger y desear lo mejor. Me pareció irónico y brillante que ahora estuviera en la posición contraria a lo que alguna vez enuncio por ser madre.